
Un sentimiento común después de una noche de fiesta.
Estíbaliz García, nutricionista: "Esta es la razón por la que duele la cabeza después de tomar vino y no es solo resaca"
La experta aclara de dónde puede venir uno de los síntomas más habituales que se sufren después de salir la noche anterior.
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Una copa de vino en una cena tranquila puede parecer inofensiva hasta que al día siguiente llega el dolor de cabeza, la sensación de pesadez, los gases o el malestar general. Y no, no es que hayas perdido la resistencia con los años ni que te haya tocado una botella mala.
Es que para muchas personas, disfrutar de una copa de vino puede tener consecuencias desagradables al día siguiente y todo eso sin haberse emborrachado.
Pues no siempre se trata de una simple resaca, y Estíbaliz García, nutricionista integrativa, lo explica de forma muy clara.

Una noche de vino con amigos puede pasar factura.
"Si una copita de vino te deja con una resaca como la de fin de año, no es porque te estés haciendo mayor o al menos no solo por eso", afirma la experta. Y es que la verdadera razón podría estar en el funcionamiento de tu hígado, concretamente en una parte poco conocida de su proceso de desintoxicación: la sulfatación.
La sulfatación es una vía dentro de la fase 2 de detoxificación del hígado. Según Estíbaliz, "la fase 2 de detoxificación del hígado es una especie de filtro de partículas tóxicas". En otras palabras, es como si tu hígado tuviera un sistema de limpieza que se encarga de neutralizar sustancias potencialmente dañinas como medicamentos, estrógenos o sulfitos, los cuales están presentes en el vino.
"Una de las vías de esta fase 2 se llama la vía de la sulfatación y se encarga de eliminar sustancias como los estrógenos, medicamentos o sulfitos que están en el vino", añade. El problema aparece cuando esta vía no funciona bien. El resultado: "mal rollito, dolor de cabeza, gases, malestar y ni siquiera te emborrachaste".
Pero esto no acaba ahí. Si además notas que alimentos como el ajo, la cebolla o el puerro no te sientan bien, podría haber una conexión. "Porque estos alimentos que yo te acabo de mencionar son alimentos ricos en azufre, igual que los sulfitos del vino. Y si no sulfatas bien, te dan guerra". Este tipo de intolerancia puede confundirse con otros trastornos digestivos, como el SIBO, pero podría tener otra raíz: una sulfatación deficiente.
La causa podría ser genética, pero también hay factores nutricionales, ya que la falta de minerales podría afectar también a esta vía del hígado. "Puede que esta vía esté alterada por causas genéticas, pero también puede ser que no funcione bien porque nos falten nutrientes clave, como magnesio, zinc o vitaminas del grupo B, que tu hígado necesita para hacer bien su trabajo".
En esta línea, la experta comparte su experiencia personal: "Yo, por ejemplo, tengo la fase 2 de detoxificación del hígado lento, que pude comprobarlo a través de un test genético. Pero con ajustes en la suplementación, mi alimentación y el estilo de vida, como por ejemplo no beber alcohol, pues todo bien".

Si tienes esos síntomas consulta a un experto.
Además detalla que, por si fuera poco, las mujeres tienen una sensibilidad mayor al vino. "A las mujeres de hecho nos suele sentar peor el vino que a los hombres, porque por razones hormonales tenemos más sensibilidad a los compuestos fenólicos del vino", explica, refiriéndose a sustancias que también se eliminan por la vía de la sulfatación.
Así que si el vino te deja por los suelos, los alimentos azufrados no te sientan bien y tus reglas son muy abundantes o dolorosas, Estíbaliz recomienda estar alerta: "yo revisaría la vía de la sulfatación".